José Manuel Albares presentará la semana que viene ante las Cortes la Estrategia de Acción Exterior que se votará en los en los próximos meses y que aprobará la estrategia internacional del Gobierno para el periodo 2025-2029. Aunque no se conoce el texto íntegro, el ministerio de Asuntos Exteriores hizo público un «resumen ejecutivo» de ocho páginas tras aprobarlo en el Consejo de Ministros. En el penúltimo párrafo, el texto asegura que «para poder hacer efectivas las prioridades y objetivos que se fija esta Estrategia, es preciso iniciar un proceso de reflexión sobre la adaptación de los instrumentos de la acción exterior española a los retos mencionados». Además, subraya la necesidad de «preparar a nuestro servicio exterior para atender mejor los intereses de los españoles en esta nueva coyuntura». En esa iniciativa, enumera las necesidades, que son: «la adecuación de nuestro despliegue diplomático a las necesidades presentes, la transformación digital de nuestras herramientas de trabajo y la formación e inversión en nuestro capital humano, que constituye la columna vertebral de nuestra acción exterior».
Este párrafo, a primera vista menor, ha inquietado a parte del cuerpo diplomático al ser consultado por este diario, pues creen que «para atender mejor los intereses de los españoles» el cerrojazo informativo y el «régimen del miedo» que denuncian desde hace meses no es operativo. «Como no se puede tomar ninguna acción pública sin consultarla con Madrid, se está lastrando nuestra capacidad de atención a los ciudadanos», lamenta un embajador que no quiere desvelar qué plaza ocupa y añade: «Es que lo que escriben no se corresponde con lo que nos ordenan».
Un segundo diplomático está sorprendido por la última frase del párrafo, que asegura que «para reforzar la proyección de España será clave aprovechar mejor el conocimiento y la experiencia de los tres millones de españoles que residen en el exterior». En su opinión, sería «verdaderamente innovador y positivo que esta declaración se convirtiera en instrucciones y en una práctica establecida». Además, según informa, «la realidad es que, por ejemplo, en el seno de la Secretaría de Estado para la UE, los contactos de sus funcionarios con otros ministerios españoles están muy restringidos y básicamente prohibidos salvo autorización expresa. Estos contactos son indispensables para conocer sus criterios técnicos y posturas sobre asuntos de competencia de esos ministerios y también para coordinarse».
Para Alberto Virella, presidente de la Asociación de Diplomáticos Españoles, «hacen falta más recursos económicos y humanos. Eso es incuestionable. Es necesario un compromiso real al máximo nivel del gobierno en ese sentido para que el Servicio Exterior pueda ejecutar la estrategia».
Al analizar el texto, un diplomático asegura con sorna que «parece escrito por la Inteligencia Artificial» y sostiene su argumento en que «se utilizan términos inusuales tanto en español como en nuestros documentos». Se utiliza en cuatro ocasiones el término «Oriente Medio», el funcionario recuerda que se trata de un anglicismo que viene de la traducción literal de Middle East. En España, lo correcto es Oriente Próximo. De hecho, también en Exteriores, donde la Dirección General que abarca todo el mundo árabe y mediterráneo extraeuropeo siempre ha usado y usa para denominarse «Oriente Próximo».
Un tercer diplomático destinado en servicios consulares en este momento se muestra sorprendido porque hablen de la «transformación digital» de sus herramientas de trabajo. «Lanzaron en 2023 el Plan de Digitalización Consular y cuanto más trabajo en ello, más inabarcable parece», se confiesa. El plan atañe a 183 consulados españoles y quiere digitalizar el trabajo de décadas para poder tener la información accesible y ordenada, pero, según denuncia, «no hay personal suficiente y los que estamos compaginamos nuestras labores como cónsules o parte del personal de un consulado con la digitalización».