Pedro Sánchez acude este martes a la cumbre de la OTAN en La Haya en lo que suponía, a priori, una suerte de rodeo estadounidense. El presidente del Gobierno montaba un caballo/toro con el peligro de salir disparado en una doma compleja: la del gasto militar. Pero una negociación entre La Moncloa y el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, permitió al jefe del Ejecutivo la doma: presume de un acuerdo que no obliga a España a gastar el 5% del PIB en Defensa y concede a nuestro país nuestra propia senda de gasto. El equipo de Sánchez ha negociado con el de Rutte y, aunque ha habido contactos con EEUU, confían en que la palabra y el compromiso refrendados por escrito mediante carta sean suficiente para blindar esta suerte de ‘cláusula España’ incluso ante el malestar de Donald Trump.
Sólo unas horas después de que Sánchez compareciese en La Moncloa para explicar que España no se compromete a gastar el 5% del PIB en Defensa y que su previsión es destinar un 2,1% del PIB «ni más ni menos», el embajador estadounidense ante la OTAN, Matthew Whitaker, ha insistido este lunes en que el compromiso del nuevo umbral implica a todos los aliados, ignorando, por tanto, la negociación bilateral entre La Moncloa y el máximo representante de la Alianza. Pero es que Rutte, en una comparecencia este mismo lunes, apuntó que la OTAN «está absolutamente convencida de que España tendrá que gastar un 3,5%» y no un 2,1% como dijo Sánchez.
Fuentes del Gobierno español consultadas exponen que las palabras del secretario general de la OTAN están pactadas. Es decir, que hay un pacto para el desacuerdo. Que en la negociación de estos días se ha negociado hasta dónde llegará cada parte verbalmente para defender su posición y que Rutte da una opinión que no se trata de una imposición. Inciden en que la carta que envió a Sánchez y el borrador de la declaración final lo conoce todo el mundo y que nadie rompió el procedimiento de silencio para protestar o actuar contra la posición de España.
La carta enviada por Rutte a Sánchez el domingo señala que la OTAN «dará a España la flexibilidad para determinar su propia trayectoria soberana para alcanzar los Objetivos en Capacidades y los recursos anuales necesarios como porcentaje del PIB, y para presentar sus propios planes anuales». Estas misivas -con la correspondiente respuesta de Sánchez confirmando que una vez que hay esta salvedad, España firmará el acuerdo- son para el gobierno «garantías suficientes» para quedar fuera de la obligación de llegar al 5%.
A la presión de Rutte se suma la de EEUU. El pasado viernes, cuando ya estaba en marcha la negociación entre los equipos de Sánchez y Rutte, Trump reiteró su idea de que todos los integrantes de la Alianza, a excepción de Estados Unidos, deberían dedicar el 5 % del PIB en defensa. «España debería pagar lo mismo que el resto. España siempre ha pagado muy poco», dijo el presidente estadounidense. Precisamente a esta reflexión se acogen en el Gobierno español, donde recuerdan que la enmienda introducida por España también será beneficiosa para EEUU, porque le permitirá no cumplir con ese objetivo. De hecho, España espera que haya más países que se sumen a su posición. Este lunes Bélgica pidió «máxima flexibilidad».
En la delegación española muestran su confianza en que esa negociación, de la que dan cuenta unas cartas enviadas entre los líderes, es un blindaje ante el malestar que puede haber en otros socios como EEUU por desmarcarse del objetivo común fijado. En la delegación española explican que llevan meses de negociación, que se ha intensificado en los últimos días, y aunque no parece que haya un aval explícito de EEUU a esta vía de escape, señalan que su interlocución ha sido con la máxima autoridad de la OTAN que es con quien debían resolver un asunto de este calado y que, en todo caso, será Mark Rutte el que deba rendir cuentas o dar explicaciones a EEUU, el país que más ha empujado para lograr ese nuevo umbral del 5%.
Aunque Sánchez habló del 2,1%, en el Gobierno rechazan hablar de porcentajes y se limitan a señalar que invertirán aquello que sea necesario para cumplir con los objetivos en capacidades impuestos en materia de seguridad, pero que, en ningún caso, será el 5%. Fuentes gubernamentales apuntan a que con la planificación que se hizo desde la OTAN el pasado 5 junio, los técnicos de las Fuerzas Armadas han establecido ese umbral del 2,1% como el gasto que necesita España para cumplir con las capacidades que se nos requieren. Y que por eso, de dar una cifra no se mueven de esa.
¿En qué se basa la confianza española frente a la imprevisibilidad de Trump o la presión de Rutte? La delegación española señala el intercambio de cartas entre Sánchez y Rutte -con la negativa a llegar al 5%, el emplazamiento a que no estaremos obligados, y la corroboración de Sánchez- además del acuerdo sobre la declaración final, que se consumó este domingo a las 17.30 horas, como los motivos de su tranquilidad, porque nadie ‘rompió el silencio’ para protestar o quejarse, ni siquiera EEUU, argumentan.
Precisamente, en el Gobierno señalan que la declaración final está llena de ambigüedad para que cada uno de los aliados, en función de su posición y sus planteamientos, puede interpretarla acorde a sus intereses. Para ello, según anticipan, se ha evitado el empleo de fórmulas como «nosotros los aliados» o «todos los aliados», para simplemente mencionar que los «aliados» para que unos puedan hacer una cosa y otros otra.