José Luis Ábalos, en su escaño en el Congreso.
José Luis Ábalos, en su escaño en el Congreso.RICARDO RUBIOEFE

José Luis Ábalos ha esperado aferrado a su escaño en el Congreso la citación para sentarse en el banquillo acusado de los presuntos delitos de cohecho, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y malversación de caudales públicos. El magistrado del Tribunal SupremoLeopoldo Puente dio por concluida la investigación de la parte del caso Koldo relativa a la presunto cobro de comisiones ilegales por la venta de mascarillas durante la pandemia a principios de noviembre con la decisión de enviar a juicio -aún sin fecha- al ex ministro de Transportes sin que variaran sus planes laborales inmediatos. Este jueves habrá una vistilla para revisar su situación de libertad con medidas cautelares.

El también ex secretario de Organización del PSOE no ha mostrado predisposición en ningún momento a renunciar a su acta de diputado, que le reporta un sueldo neto de 5.581 euros al mes en 14 pagas sin apenas dedicación, además de garantizarle la condición de aforado. De hecho, cuando el pasado 15 de octubre sobrevolaba la posibilidad de que fuera enviado a prisión tras ser llamado nuevamente a declarar -lo que, dado lo inédito del escenario, abrió incluso un debate jurídico sobre si sería suspendido en sus funciones-, la única prevención que adoptó el político valenciano fue dejar guardado su coche particular en el parking de la Cámara Baja.

La dirección de Ferraz suspendió a Ábalos de militancia en febrero de 2024 tras la detención de quien había sido su mano derecha en el Ministerio, Koldo García, aunque en aquel momento aún no había ningún «reproche penal» contra él. También le exigió que dejara el escaño, una orden que desacató, por lo que pasó a integrarse en el Grupo Mixto. Desde entonces, su actividad parlamentaria ha consistido en el registro de un total de 11 preguntas para respuesta escrita por parte del Gobierno, tres de ellas relativas a asuntos de su interés personal.

El ex ministro generalmente acude a los plenos del Congreso los días que hay que votar -salvo en junio, cuando no acudió a ninguna de las sesiones- y llega al filo del sonido del timbre con el que se avisa a sus señorías de que deben acudir al hemiciclo. Tras haber ocupado durante tres años los sillones azules reservados en primera fila a los miembros del Ejecutivo, ahora se sienta en el gallinero. Nunca ha intervenido en ningún debate, aunque tendría la opción de repartirse los tiempos con sus otros compañeros de bancada, y tampoco está presente en los que él es el objeto de las refriega política.

Aun así, percibe el mismo sueldo base que los otros 349 miembros de la Cámara, 3.236,32 euros brutos al mes, y el complemento de 2.078,92 euros para los diputados de circunscripciones distintas a Madrid -en su caso Valencia- destinado a gastos, que está exento de tributación. A esto se suman otros 1.203,45 euros brutos mensuales por ocupar un puesto de vocal en la Comisión de Peticiones, un órgano que se dedica tan sólo examinar las solicitudes que se dirigen a la Cámara Baja y remitirlas a las instituciones competentes para su tramitación y que se reúne a lo sumo ocho veces al año. En total, desde que está en el Grupo Mixto, ha ingresado más de 120.000 euros.

Aunque Ábalos había amenazado con dejar de seguir la disciplina de voto del PSOE al no haberse sentido respaldado por los compañeros del partido en el que militó durante décadas, a los que ha acusado públicamente de «deslealtad absoluta», en la práctica ha seguido formando un bloque casi homogéneo con ellos. De las pocas veces que se ha desmarcado resulta especialmente llamativo su voto a favor de la proposición del PP para instar al Gobierno a que realice una «auditoría independiente» de los fallos en las pulseras para la protección de víctimas de maltrato -el grupo de Sánchez acabó absteniéndose tras contemplar pulsar el no-.

Además, el ex número tres de Ferraz se mostró a favor -en este caso de nuevo acompasado con los socialistas- de la Proposición de Ley para la creación de la Oficina de Prevención de la Corrupción el pasado mes de septiembre cuando ya estaba imputado por su supuesta implicación en la trama por la que además de su ex asesor está siendo investigado también su sucesor como secretario de Organización en el PSOE, Santos Cerdán. La iniciativa en todo caso decayó con la suma de fuerzas de los populares, Vox y Junts.

Entre los asuntos por los que se ha interesado Ábalos en lo que va de legislatura, figuran la auditoría encargada por el Ministerio de Transportes, que ahora dirige Óscar Puente, para fiscalizar los contratos de mascarillas que él autorizó durante la pandemia y que están bajo investigación en el caso Koldo; su «posible rastreo sin aval judicial por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado» sin tener en cuenta que es aforado; y el proceso de promoción interna de su policía nacional de cabecera, Rubén Eladio López, al que nombró director de la Unidad de Emergencias y Coordinación y Gestión de Crisis.

Los otros ocho temas que han interesado al diputado del Grupo Mixto han sido una denuncia de un camionero contra los escoltas de Santiago Abascal, líder de Vox, por presunta agresión en una estación de servicio en El Bruc (Barcelona); los insultos al ex líder de Podemos Pablo Iglesias y la ex ministra de Igualdad Irene Montero a su llegada a un juzgado; el uso de medios militares en las celebraciones del 2 de Mayo en Madrid; un acuerdo entre el Sindicato Unificado de Policía (SUP) y la empresa Desokupa para la formación de 30.000 agentes; el estado de conservación de la A-4; el Reglamento de Restauración de la Naturaleza y dos cuestiones relativas a Valencia, provincia por la que logró su acta: una sobre la dana y otra sobre el ERE de Ford en la planta de Almussafes.

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