El PSOE de Andalucía ha perdido más de cinco puntos en intención de voto desde que María Jesús Montero se hizo con el liderazgo del partido -por decisión de Pedro Sánchez- y sustituyó a Juan Espadas como líder y como candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía. Eso sucedió hace, precisamente, cinco meses, el pasado mes de febrero, cuando fue designada secretaria general en el 15 Congreso Regional del Partido Socialista.
El desplome más acusado lo ha sufrido la vicepresidenta del Gobierno en el último mes, coincidiendo con el estallido más virulento del caso de amaño de contratos públicos y mordidas cuyo epicentro sitúa la UCO en el corazón de Ferraz, con los ex secretarios de Organización José Luis Ábalos y Santos Cerdán como los máximos responsables.
Según el Barómetro de Opinión de junio del Centro de Estudios Andaluces (Centra) -dependiente de la Junta de Andalucía- la candidatura socialista que encabeza la también ministra de Hacienda obtendría entre 24 y 26 escaños en el Parlamento autonómico, con un respaldo electoral del 19,8%. De materializarse ese pronóstico, sería el peor resultado en la historia del PSOE andaluz, muy por debajo del que cosechó en diciembre de 2018 Susana Díaz -la última presidenta de la Junta socialista- y por debajo también de los votos queobtuvo en junio de 2022 el entonces líder del partido y candidato Juan Espadas.
Díaz, que ganó las elecciones de 2018 aunque no pudo gobernar, consiguió 33 escaños y el 27,95% de los votos, mientras que su sucesor, Espadas, redujo esos datos en los comicios de 2022 al 24,1% de votos y 30 escaños. Ambos, en su momento, fueron los peores resultados, hasta el momento, para un PSOE-A que había sido hegemónico en Andalucía y había gobernado 37 años.
El relevo de Espadas por Montero lo decidió Sánchez con el objetivo de frenar esa caída y remontar el vuelo electoral. Sin embargo, las encuestas que se han conocido desde que la vicepresidenta se estrenó al frente de la mayor federación socialista vaticinan todo lo contrario.
El Barómetro de marzo del Centra ya constató que el PSOE-A no había tocado suelo electoral con Espadas y que, con Montero ya al frente, perdería 1,1 puntos en relación a las últimas elecciones. Ese sondeo, el primero tras la designación de la nueva secretaria general socialista, daba al PSOE entre 25 y 28 escaños, dos menos, en el mejor de los escenarios, de los que logró en 2022 con Espadas de candidato.
Si se suma lo perdido en el primer Barómetro del Centro y el segundo, conocido ayer, la conclusión es que Montero ha roto el suelo electoral del PSOE andaluz cuando se creía que ya no podía caer más, acumulando un descenso en intención de voto de cinco puntos en cinco meses y una pérdida de escaños que podría llegar a los seis.
La «mano en el fuego» por Cerdán
Las 3.600 entrevistas en las que se ha basado este sondeo del llamado CISandaluz se realizaron entre el 13 de junio y el 1 de julio, justo las semanas en las que el caso Koldo se convirtió en caso Cerdán tras conocerse el demoledor informe de la UCO que situaba al ex número tres del PSOE al frente de la trama de corrupción y al que, poco después, el juez envió a prisión sin fianza.
Se da la circunstancia de que Montero, en su calidad de vicesecretaria general del PSOE, trabajó estrechamente con Cerdán, por el que llegó a poner «la mano en el fuego» por su honradez, teniendo luego que disculparse por ello.
El 19,8% de votos para el PSOE-A es menos de la mitad de los apoyos que lograría el Partido Popular con Juanma Moreno a la cabeza. El actual presidente de la Junta de Andalucía tendría, según el sondeo del Centra, el apoyo del 41,7% de los votantes, lo que permitiría al PP andaluz ocupar entre 55 y 57 escaños. Dicho de otra forma, los populares conservarían la mayoría absoluta de la que ahora gozan -el límite está en 55 escaños- en el peor de los escenarios, aunque sufrirían un leve descenso respecto a 2022.
El derrumbe del PSOE beneficia a Por Andalucía (Sumar, IU, Podemos y otros) y a Adelante Andalucía, el partido de Teresa Rodríguez, que suben, aunque el mayor crecimiento lo experimenta Vox, que pasaría de los 14 diputados actuales a entre 16 y 18, con el 14,7% de votos.